En el extremo sudoeste de la provincia de Cuenca, a pocos kilómetros de la de Ciudad Real, se encuentra
Mota del Cuervo, importante villa manchega con una curiosa alfarería hecha exclusivamente por mujeres y un conjunto de molinos de viento situados encima de un farallón que domina la localidad, desde donde aseguran que en los días claros puede divisarse Despeñaperros. El Ayuntamiento de Mota del Cuervo delega en la Asociación de Amigos de los Molinos (
300 socios) la responsabilidad de su cuidado y mantenimiento desde 1.955, se encargan de restaurar seis de ellos dotándolos de nombres alusivos a otros países: “
Francia”, “
Alemania”, … Existe otro molino, “
El Zurdo”, que recientemente ha sido restaurado. La labor de acondicionamiento y mejora de estas construcciones ha merecido por parte del Ayuntamiento y la Asociación el premio internacional “
Europa Nostra”.
Así mismo, en su afán de recuperar antiguas tradiciones, quiere volver a instaurar el “
Día de la Llueca”, bollo hueco que la gente colocaba en la mano cantando una canción exclusiva de la fiesta (
3 de marzo) subiendo al cerro de los molinos, en el que se volaban cometas y en donde se realizaban guisos autóctonos como gachas y migas. La intención de la Asociación, que conserva uno de los molinos convertido en sede con curiosas exposiciones de alfarería y aperos de labranza, es limpiar la zona y darle utilidad al resto instalando en ellos una casa de oficios, restaurante, biblioteca cervantina, un centro de Artesanía provincial, etc
Al Nordeste de la provincia de Ciudad Real, se encuentra
Campo de Criptana, en cuyo Cerro de la Paz pueden contemplarse diez molinos de viento de los treinta y dos existentes. Tres de ellos están declarados monumentos por su mayor antigüedad y todos poseen nombres referidos a lugares y personas comunes al municipio: El “
Sardinero” conserva la maquinaria original; el “
Culebro” alberga un museo dedicado a Sara Montiel; El “
Lagarto” guarda un museo dedicado a aperos de labranza; y el “
Pilón” otro dedicado al vino; el “
Burleta” y el “
Infante” conservan también la maquinaria original, siendo éste último el destinado a moler de nuevo con el fin de que los numerosos visitantes observen con exactitud el funcionamiento de un molino; el “
Poyatos” se encuentra la oficina de turismo; y así otros tantos con diferentes usos, exposición de pintura, artesanía popular, etc.
A su paso por
Alcázar de San Juan (
Ciudad Real), continuando la ruta, coronando el cerro de San Antón, encontramos cuatro de ellos, actualmente de propiedad municipal. El último molino de la ciudad dejó su trabajo en 1.939, aunque existen noticias que localizan en sus alrededores decenas de ellos que trabajaron activamente desde el siglo XVI. El doctor manchego Rafael Mazuecos escribió un estudio fundamental sobre los molinos de viento que fue ilustrado por el también alcazareño Julio Alberto González Chaves, al que debemos el diseño gráfico de un molino de viento cortado por la mitad con la exhaustiva relación de los nombres de las piezas que pueden observarse perfectamente.
En
Madridejos (
Toledo) encontramos el molino del “
Tío Genaro”, uno de los más antiguos existentes, catalogado con un origen que ronda los cuatrocientos años y considerado de interés turístico. Su propietario, José Luis Doctor, lo heredó de sus antepasados, que lo utilizaron para la molienda hasta la mitad de este siglo. Aunque conserva la maquinaria completa, la carcoma comienza a hacer estragos en sus piezas. Se encuentra ya dentro del casco urbano de la población, y su entorno ha sido acondicionado para lugar de ocio, habiéndose construido a su lado una Galería Porticada, que conserva todas las características propias de un Patio Manchego. En ella se muestran distintos objetos y etnológicos típicos de los modos de vida de la gente de estas tierras. Además constituye un lugar entrañable para la realización de diferentes actividades lúdico-culturales, que servirán para gozo del alma del visitante.
La localidad de
Consuegra (
Toledo), con un casco antiguo muy relevante asentado sobre restos de la ciudad romana de Consaburum, el río Amarguillo la divide en dos, enlazadas por puentes metálicos que hoy sustituyen a los de origen romano, abatidos por la inundación del siglo XIX. La dominación árabe, la posterior toma por Alfonso VI y el hecho de que en 1.183 Alfonso VIII la cediese, junto con su castillo, a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, dejaron en Consuegra notables huellas arquitectónicas que pueden apreciarse dando un paseo por la localidad o visitando su museo. Sus interesantes monumentos, el castillo, las defensas militares y, sobre todo, la crestería denominada Cerro Calderico, de sus molinos de viento, hace de esta población un lugar atractivo para turistas y visitantes.
Si bien en su día eran trece molinos los que coronaban el cerro, en la actualidad se conservan once, de los cuales el “
Sancho” aún posee toda la maquinaria del siglo XVI en óptimo estado para su funcionamiento. Una vez al año, el último fin de semana del mes de octubre, coincidiendo con la Fiesta de la Rosa del Azafrán, “
Sancho” deja abiertos algunos de sus ocho ventanillos (
los molinos de Consuegra no tienen doce como los demás) y mueve sus aspas realizando la Molienda de la Paz, un acto simbólico en el que participan diversas personalidades relevantes en el mundo de la cultura y la comunicación.
Una vez al año en la denominada Crestería Manchega, en lo alto del Cerro Calderico que domina Consuegra, se abren las ventanas y se orientan las aspas del molino llamado “
Sancho” y la maquinaria vuelve a mover la enorme piedra -con nombre propio Catalina- que tritura el grano, convirtiéndolo en harina. La disculpa es la Fiesta de la Rosa del Azafrán que tiene lugar en esta ciudad desde 1.962, el último fin de semana de octubre. En cada ocasión el trigo se trae de un lugar distinto, en 1997 llegó de los diferentes lugares que Cervantes hizo recorrer a Don Quijote. En esta ocasión (
1998) viene de la Bretaña francesa, allí la Asociación de Amigos de los Molinos se ha encargado de enviarlo. El sábado, una vez convertido el trigo en harina, se reparte en saquitos a los visitantes, aproximadamente unas 3.000 personas al año.
El molino denominado “
Caballero del Verde Gabán” conserva ediciones del Quijote en diversos idiomas, así como una edición de Braille de 22 volúmenes. El “
Bolero” acoge a la oficina de turismo; y el “
Espartero” han sido restaurados por la Escuela Taller de Consuegra, éste último con exposición de trabajos realizados por los alumnos. El “
Chispas” muestra una exposición de la obra de Gregorio Prieto.
Próximamente cinco de los molinos serán destinados a casas rurales, un proyecto llevado a cabo por el Ayuntamiento, Fondo Social Europeo y Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que realizará la Escuela Taller y a través del cual los molinos podrán ser alquilados por aquellos interesados en vivir durante algún tiempo en estas construcciones que antaño sirvieron para la molienda y hoy constituyen un hermoso y decorativo elemento del paisaje, desde el que se contempla una amplia panorámica de La Mancha.
Curiosidades
1.- El diámetro del molino se realizaba con un palo vertical que servia de eje y con un cordel se dibujaba la circunferencia.
2.- Los molineros disponían de un catalejo. Lo utilizaban sobre todo para observar como tenían orientadas las aspas los molinos de zonas vecinas antes de ponerse a moler y sobre todo antes de mover el palo de gobierno, así sabían cual era la dirección del viento.
3.- Uno de los mayores peligros para un molino era el que un brusco cambio de la dirección del viento durante la molienda empujara los vientos por detrás y no por el frente.
4.- El molinero usaba gafas cuando picaba la piedra con el fin de proteger sus ojos. Las solía guardar en un hueco que practicaba en el madero llamado “
cuella”. El hueco lo cerraba con una simple tapa de hojalata.